Las oscuras promesas de cada primavera sobrevuelan tejados. Un policía mira las rebajas. Una enlutada mujer pide limosna sentada en la puerta de un banco, cien euros tienen la culpa. Decido viajar a Rumanía sin moverme de casa. Nunca me habían besado de ese modo y unos ojos azules tan hermosos, no debieran llorar. Enfrente, en la puerta del super, otra mujer pide ayuda. Hombres encorbatados sudan la hipoteca, el crucero. Decido no hacer vacaciones, el mar encorbatado no me sienta muy bien. Un niño bebe agua en la misma fuente en la que todos nos lavamos las manos.
Del libro “Begoña en ciernes”, editado por “4 de agosto”
Maravilloso...
ResponderEliminarHoy me hacía falta un poema así.
Gracias.
Un beso.
Pues me alegra que mi poemita te haya resuelto algún nudo del corazón. Me alegra que hayas encontradocobijo en mis palabras. Begoña ABad.
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