30.12.10

CHICHO SÁNCHEZ FERLOSIO , COMPUSO UNA CANCIÓN PARA COBRAR UNA DEUDA DEL AYUNTAMIENTO DE CÁDIZ.- ! ...SI TODOS LOS ARTISTAS FUÉRAMOS CHICHO!...


QUIERO DESPEDIR EL AÑO, RECORDANDO ESTA ANÉCDOTA DE CHICHO SÁNCHEZ FERLOSIO, QUE APOSTÓ POR LA DIGNIDAD DEL TRABAJO DEL ARTISTA, ANTE LA PASIVIDAD DE LAS INSTITUCIONES A LA HORA DEL PAGO.- DESGRACIADAMENTE, EN LA ACTUALIDAD SON DEMASIADOS LOS MUNICIPIOS, QUE PROGRAMAN CULTURA Y VULNERAN NUESTRA DIGNIDAD, RETRASANDO EL PAGO, INCLUSO AÑOS, SI ES QUE PAGAN:

He tomado estas notas del poeta Gonzalo Escarpa, sobre el tema:

"Pero realmente es el maestro Chicho Sánchez Ferlosio quien mejor ejemplifica la utilidad de la poesía en el inolvidable retrato que nos brinda de él Fernando Trueba en su remotísimo documental sobre el bardo de los Ferlosio, Mientras el cuerpo aguante. En esta cinta, equiparable por su exacta fusión del ámbito cinematográfico y literario a El desencanto de Chávarri, en la que somos testigos de la bellísima decadencia de la familia Panero, acompañamos a Ferlosio en su deambular por la vida mientras nos va contando algunas anécdotas, como la de las coplas que le escribió al ayuntamiento de Cádiz. Allí se había llegado con Sabina, Krahe, Teresa Cano y Rosa para dar un concierto, que la organización no tuvo a bien pagar sin un buen retraso. Ferlosio se quedó en Cádiz para cobrar las 50000 pesetas prometidas, pero el cobro se retrasaba cada vez más pues el señor Gelos, responsable del mismo, no estaba por allí. Así que Chicho se entretuvo componiendo una letra alusiva. Transcribo, aproximadamente, lo que cuenta: “Me puse un día a escribir y me salieron unas coplas contando la situación. Y me dije, hombre, se las voy a enseñar al tío que me recibe en el ayuntamiento y que siempre me da largas, para ver lo que piensa. Y le dije: mire, yo en este tiempo, que no tengo nada que hacer, me he entretenido haciendo estas coplas. El tío las leyó y se quedó lívido.Y le dije, bueno, entonces volveré el lunes. Pero, en cuanto leyó las coplas, me adelantaron 10000 pesetas. Unos días después se me ocurrió una musiquilla, y volví al ayuntamiento. Otra vez me querían dar largas, pero le dije: las coplas tienen música (risas). Y me pagaron aquel mismo día”.

Sí, hubo una época en la que la palabra, acompañada de música, era capaz de propagarse y crecer en la boca de todos, hasta el punto de atemorizar a todo un ayuntamiento. (Hace poco un músico poeta aconsejaba resilabizar esta palabra, y proponía un más adecuado “ay untamiento”).

Aquí va la copla que obró el milagro del pago:



Permítame usted que hable:
yo he venido aquí a cobrar,
si lo piensan demorar,
¿quién se va a hacer responsable?
¿Eh?

No tienen al señor Gelos
y así mi fortuna mengua,
pero lo que es en la lengua
yo tampoco tengo pelos,
¿eh?

En la lengua ni en la pluma,
porque estoy hasta los huevos
de estos políticos nuevos
que el viejo Estado rezuma,
¿eh?

Entre estas blancas paredes
hay mucha negra rutina:
el tiempo que se avecina
no es el de vuesas mercedes,
¿eh?

He pasado varios días
de un tiempo que ya no es oro
pero, pasado, lo añoro
igual que sus señorías,
¿eh?

Si no me pagan les juro
que esto y más se irá imprimiendo
a ver si lo voy vendiendo
y saliendo del apuro,
¿eh?

El propio señor alcalde
deje claro cuanto antes
que el tiempo de los cantantes
no se gasta más en balde,
¿eh?"