26.3.09
E.P.A.- ALBAL.- CLUB DE LECTURA POÉTICA.-
Estoy contento, muy contento, coordino desde hace dos años, unos talleres de poesía recitada, para este magnífico grupo humano que son los alumnos de la Escuela Permanente de Adultos de Albal; profesorado y Ayuntamiento están volcados en el proyecto poético. Tanta es la implicación de estos hombres y mujeres que se han constituido en asociación poética (PARAULES AL VENT); pues bien, hemos tomado un nuevo reto conjunto, el de llevar a buen puerto, este nuevo proyecto, que se llama CLUB DE LECTURA POÉTICA (todos los componentes del club, alrededor de 20 leen un mismo libro de poesía, lo comentamos, y hacemos un recital público, con el contenido de los poemas trabajados); para arrancar hemos escogido en castellano el libro "PLANETA DE POLIURETANO" de la poeta riojana SONIA SAN ROMÁN y en valenciano el libro 'L'ILLA AMB LLUNES" de Marc Granell. Iré comentando mis impresiones de este Club de Lectura Poética, en el blog, así como colgando grabaciones de los poetas seleccionados, de ese modo, el club de lectura saldrá de Albal para llegar hasta quien quiera participar. En estos momentos, existen muchos Clubs de Lectura en España, pero que tengamos notícia solamente en Ferrol dirigido por Karloty, funciona con éxito uno exclusivamente poético, estamos convencidos que el nuestro que además se basa en la poesía recitada, con un recital de los componentes, como colofón; también será exitoso. De momento, os dejo, un poema de Sonia San Román, para ir haciendo boca. !Salud y poesía!
PLANETA DE POLIURETANO de Sonia San Román
Hemos cambiado los cafés con leche
por el fuet y el jamón en la nevera,
por húmedos estropajos solitarios
por ropa puesta al sol en la ventana.
Cambiamos el bullicio de los bares
por el eco de cuartos aún vacíos,
por el olor a pintura, a muebles nuevos.
Por polvo derramándose despacio.
Cambiamos el arrebato en descampados
por cómodos somieres de diseño
por tele en el dormitorios, por semillas
en las macetas rojas de la calle.
Cambiamos el no vernos por el vernos
en la mañana oscura tras la ducha.
Mientras tú duermes yo me visto
y zarpo casi en cueros ahí afuera.
Olvidamos las noches de butacas
de cines con olor a palomitas
por teleseries con sabor a pepinillo
y películas en modernos deuvedés.
Dejamos de citarnos en el parque
para acabar viéndonos cada atardecer
empujando un carrito de la compra
entre estanterías repletas de lechugas.
Perdimos las carantoñas en el coche
por abrazos soñolientos en pijama
que ya no queman pero aún calientan
y apaciguan la batalla de los días.
¿Hemos ganado algo? Me preguntas
mientras persigues las pelusas
con tu arsenal de escobas y de trapos
y con el mango del aspirador.
Aún no sé si hemos ganado
o si seguimos jugando cada viernes
a comprar el cupón por si nos toca
el premio gordo de la convivencia.
Por cierto, ¿te has fijado que, además
de pudrirse la cebolla en la nevera,
ha anidado una familia de gorriones
en la cestita verde de las pinzas?
Parece que a pesar del eco del pasillo,
de las escobas, del arroz con leche azucarado,
de la lejía, de los estropajos,
a pesar de ti, a pesar de mí,
hay algo con vida en este planeta.
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